martes, 8 de noviembre de 2011

Rafa Gil, un año después


diariosur.es
«Fue un momento muy complicado, pero los jugadores dieron la cara, se comportaron con gran profesionalidad», recuerda el técnico El toloxeño, que dirigió al Málaga en su visita al Espanyol, sueña con llevar al Estepona a Segunda B.

El domingo estaba en el Municipal de San Pedro Alcántara. Un año antes, en Cornellá-El Prat. Rafa Gil tuvo la gran oportunidad de estrenarse en Primera División como entrenador y al frente del Málaga, «un momento inolvidable». Ahora, sin mirar atrás, triunfa en el Estepona -sólido líder del grupo IX de Tercera División-, pero sufre cada semana con las actuaciones del conjunto blanquiazul por su estrecha relación con Manuel Pellegrini y el equipo de trabajo del chileno.
«Hay que aprovechar estos momentos felices», subraya el toloxeño, que el viernes fue padre por segunda vez. Se suele decir que los niños (en este caso, Iván) llegan con un pan bao el brazo, pero los éxitos deportivos han precedido al rápido parto de su esposa. «Ha nacido criado, pesa 4,040», aclara. Rafa Gil siempre le busca la parte positiva a todo.
Ya ha pasado un año de su efímero estreno con el primer equipo. «Era un momento complicado. La verdad es que yo no esperaba algo así, quizá porque siempre confío en que un entrenador nunca sea sustituido. Se trataba de hacerlo lo mejor posible y tengo que decir que los jugadores siempre dieron la cara. Perdimos por 1-0, pero los futbolistas se comportaron con una gran profesionalidad», recuerda. «Mi sensación tras la experiencia de aquellos días fue muy positiva. Evidentemente, no es lo mismo dirigir a un equipo de Primera, pero tengo que decir que los futbolistas dieron lo mejor. Se portaron muy bien conmigo, probablemente porque sabían que nosotros solo llegábamos para ayudar. El pasado martes estuve en el entrenamiento y pude percibir que se me valora. Todos vinieron a saludarme», añade.
Colaboración
Rafa Gil destaca que en aquel momento crítico fue clave «la colaboración absoluta de los capitanes», así como la cohesión en el cuerpo técnico. «Lo pusimos todo de nuestra parte. Enrique Ruiz, Luis Martínez, Paco Ruiz, Álvaro Reina, que estaba a punto de marcharse. Y luego contamos con la sapiencia de Antonio Benítez, que además me ha ayudado a crecer como entrenador, como Pepe Sánchez».
La experiencia fue enriquecedora. «Todo es distinto en una situación así: el ambiente, la charla, saltar al campo, la presión del público... Al principio lógicamente tienes nervios, pero después se van quitando poco a poco, los vas apaciguando. Además, Antonio (Benítez) siempre fue una ayuda fenomenal por su experiencia», relata. Claro que lo que peor llevó fue la vestimenta, con el traje y la corbata. «Me sentí un poco raro e incómodo, encorsetado. Para eso soy muy de pueblo, muy de Tolox. Además, me gusta dirigir los partidos en chándal. Como anécdota sí puedo decir que en algunos campos me dicen: 'Gil, ya no te pones el traje...' Me lo tomo con filosofía».

El Málaga perdió, pero él considera que el equipo ofreció buena imagen. «Nos marcaron un gol muy pronto, pero el balón no quiso entrar en su portería. Tuvimos algunas opciones antes del descanso y ellos acabaron con cinco atrás. Baena me comentó después: 'Míster, nos habéis apretado bien y debéis estar satisfechos'». Sin embargo, el club prescindió de él para dirigir al filial y Rafa Gil prefirió marcharse pese a la oferta para continuar en otras funciones: «Yo tenía muchas ganas de trabajar y no descarto que pueda volver, porque sé que tengo las puertas abiertas y además dejé allí muchos amigos. Creo que cumplí con mi cometido y catorce jugadores debutaron con el primer equipo, pero fue una decisión del club y hay que respetarla».

Optó por marcharse al Estepona pese a estar en una encrucijada. «Se encontraba en una dinámica negativa, pero desde el primer día la afición y los jugadores me abrieron los brazos. Tuvimos la suerte de hacer una plantilla competitiva y de repescar a jugadores que estaban fuera, como Ador o Abel Valenzuela. El vestuario es fabuloso, espectacular, una familia». Lógicamente, el objetivo es pelear por el ascenso: «El reto es disputar la liguilla para tratar de volver a Segunda B. Y si es como primero, mejor. Si sigue el equipo en la dinámica que llevamos... Por ahora no está mal, no estamos haciendo números malos. Lo importante es que la gente está muy ilusionada. A Marbella nos acompañaron doscientos seguidores, en San Pedro igual...»

Un año despuès, Rafa Gil todavía recuerda su experiencia como entrenador del Málaga, en situación de interinidad, pero entrenador al fin y al cabo. El deseo de cualquier técnico. Pero solo mira hacia adelante, dispuesto a ascender al Estepona a Segunda División B