lunes, 22 de octubre de 2012

Hay que despertar al “Interés”.

Para movilizar a un vestuario, equipo, afición y conseguir que todos se identifiquen con la filosofía y estilo de juego del entrenador, se necesita, además de todo lo que está implícito en el estilo, comportamientos, valores o actitudes, energía suficiente para despertar el interés en cada una de las personas que integran el equipo.

El entrenador debe ser un motivador nato. Debe moverse y olfatear lo que interesa de forma individual a cada uno de los futbolistas hasta encontrarlo, porque de esta forma conectará a nivel emocional con cada uno de ellos, permitiéndole este nuevo vínculo desarrollar una red de confianza en el seno del equipo con equilibrio suficiente para templar los ánimos en momentos de tensión.


¿Cómo hacer para que el equipo se inspire y esté dispuesto a rendir al máximo? Cuando el entrenador logra inspirar a los jugadores, lo que consigue realmente es dirigir el cerebro para que funcione en positivo y fijar de esta forma la atención hacia los objetivos colectivos. Inspirar es como saber recolocar a cada jugador las emociones en la dirección requerida, con la intensidad suficiente como para que el futbolista se sienta seguro y dispuesto mentalmente para realizar cualquier esfuerzo que se le requiera.

Pero para que el técnico forje ciertos sentimientos, inspirar Confianza, debe conocer, de la forma más ajustada posible, las expectativas de cada miembro del equipo. Cada uno de ellos se preguntará: “Dime lo que se espera de mí, y estaré dispuesto a hacerlo”, con una única respuesta que se traduce en demostrar que nadie es invisible, y que todos son diferentes e importantes. Generar este sentimiento en los demás y hacerles sentir valiosos, en ocasiones es más sencillo de lo que parece.

Por ello el entrenador debe saber buscar el momento idóneo para comunicarse y movilizar al equipo, porque cuando sepa cómo expresar lo que quiere transmitir exactamente, tendrá a los futbolistas en la mejor disposición para escuchar. Sólo así conseguirá despertar a los dormidos y a los que se encuentren perdidos, porque todos esperan algo.