viernes, 19 de octubre de 2012

La gestión del vestuario

A la hora marcada por el entrenador el día anterior, empiezan a aparecer los coches de los jugadores en la ciudad deportiva. Un saludo a los empleados del club que se encuentran en la zona será el último obstáculo para los futbolistas antes de cruzar la puerta que les conducirá al vestuario.

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ENTRENAMIENTO
La llegada de los jugadores al vestuario les permite mentalizarse del trabajo que les espera escasos minutos después. Durante el tiempo que se preparan para saltar al campo intercambiarán opiniones, se harán bromas y comenzarán a pensar en la sesión de entrenamiento que deberán realizar. Es un lugar en el que se sentirán cómodos al tratarse de un espacio con el que han convivido desde que se iniciaron en la práctica de este deporte. El entrenador no acostumbrará a hacer acto de presencia ya que otras funciones ocuparán su tiempo.

Durante la semana, el vestuario es un lugar reservado a los futbolistas, que irán abandonándolo a cuentagotas para ir apareciendo sobre el terreno de juego ante la atenta mirada del míster. Al finalizar la sesión, estos abandonarán el campo dirección a la ducha, que a su vez será el indicativo de que la jornada ha llegado a su fin permitiéndoles emprender el camino a casa.
PARTIDO
Aproximadamente una hora y media antes del inicio del partido, el autobús con los jugadores llegará al estadio. Estos lo abandonarán y afrontarán el paseo que les llevará al lugar donde se refugiarán y prepararán para la batalla. Una camilla, una mesa con algo de fruta o una pequeña nevera con refrescos les darán la bienvenida; al fondo, una pizarra en la que el entrenador habrá marcado el once inicial. Las jugadas de estrategia en ataque y defensa también estarán en ella, siendo todos los jugadores conscientes de sus funciones antes de saltar al terreno de juego.

En él encontrarán las camisetas que marcarán el lugar en el que cada jugador deberá cambiarse. Los futbolistas tendrán sus propias rutinas que les permitirán afrontar el partido con el nivel de concentración óptimo. Una breve charla del entrenador dará paso a la última conjura antes de abandonar el vestuario camino al césped para dar inicio al calentamiento.

Al finalizar este, los futbolistas volverán al refugio en busca de las últimas instrucciones y finalizar con los pequeños detalles antes del inicio del partido. Acabados los primeros 45 minutos volverán al punto de partida donde el entrenador estará esperando con la única intención de corregir posibles errores y reforzar aquellas acciones positivas realizadas durante la primera parte.

Es evidente que dependiendo del nivel mostrado por el equipo esta charla puede llegar a ser subida de tono, buscando arengar a los jugadores. El partido finaliza y la vuelta al vestuario devolverá a los jugadores a su estado natural, bajarán las pulsaciones y comentarán el partido, los goles, los errores, las entradas, las situaciones divertidas, etc.

El entrenador dará su opinión sobre lo sucedido y en algunos casos incluso recriminará la actuación de los suyos, aunque será en contadas ocasiones ya que es preferible hablar con el equipo transcurridas unas horas después de la finalización del partido porque la tensión acumulada puede provocar situaciones difíciles de controlar. En situaciones especiales, incluso el presidente o alguna personalidad importante bajará a felicitar a los jugadores, aunque éstos se olvidarán de protocolos siendo conscientes de que son los reyes del lugar.

PRIVACIDAD
Son muchas las ocasiones en las que nos hubiera gustado conocer una charla previa a un gran encuentro, o bien estar presente durante el intermedio o al finalizar el partido mientras el entrenador abronca a su plantilla. El espectador puede conocer inmediatamente las impresiones del técnico al finalizar, pero desconoce lo que minutos antes habrá comentado con sus jugadores.

El seguimiento en el fútbol actual de todo cuanto sucede alrededor de un partido antes, durante y después, es increíble pero continua habiendo un lugar que es sagrado para los jugadores y cuerpo técnico. El éxito de un equipo comenzará en la caseta y dependerá de la capacidad del técnico de manejarlo para conseguir resultados positivos que ayuden a la plantilla a cumplir con los objetivos marcados, ya que todas las situaciones que aparezcan en la prensa afectarán negativamente al rendimiento y unión del grupo.

Las filtraciones siempre han existido en el mundo del fútbol, pero si repasamos los acontecimientos de los últimos meses podemos observar cómo estas situaciones acaparan portadas y se convierten en el centro de atención, atribuyéndoles la responsabilidad absoluta de los malos resultados que pueden acompañar a un club, obviando por completo aspectos concretos del juego que pueden estar afectando al rendimiento del equipo.


Posibles filtraciones sobre alineaciones o comportamientos que se han producido en el vestuario creo que forman parte del juego y debemos aceptarlas, aunque la obligación de los protagonistas será negarlo todo en sus comparecencias públicas por el beneficio del grupo.

Pero con la aparición de grabaciones solo se busca perjudicar la imagen de las personas que aparecen en ellas, no siendo el público consciente de que esa persona señalada por un comportamiento incorrecto en un momento puntual habrá compartido infinidad de charlas con su plantilla, que no se han hecho públicas, para unir esfuerzos en busca de unos objetivos comunes y ayudando a sus futbolistas a mejorar día a día. Por esa razón, sería injusto extraer conclusiones o valorar el trabajo de los profesionales por una situación puntual que ha salido a la luz y que jamás debía haberlo hecho.

En un años, existe la posibilidad de que las cámaras tengan acceso a los vestuarios y podamos introducirnos en ellos, disfrutando con lo que sucede en ese lugar exclusivo para jugadores y entrenadores, ya que pueden ayudar a la formación de los nuevos técnicos al conocer más detalles de cómo se debe gestionar y ayudar al grupo a conseguir los objetivos pero eso, de momento, es soñar despierto.