El Instituto de Biomecánica (IBV) es uno de los siete laboratorios del mundo y el único en España acreditado por la FIFA para homologar campos de fútbol de césped artificial. La federación internacional estableció en 2001 los criterios de calidad que han de cumplir los terrenos de juego de este tipo para poder albergar una competición oficial. Se recogen en el programa FIFA Quality Concept for Artificial Turf, que clasifica los tipos de césped artificial en dos categorías, otorgándoles una o dos estrellas en función de sus características, lo que determina si están preparados para albergar competiciones amateurs o profesionales.
Ensayos mecánicos y análisis para garantizar la calidad de los campos
El IBV es uno de los pocos laboratorios acreditados por la FIFA para realizar en campos de césped artificial las pruebas que certifican su idoneidad para albergar competiciones oficiales.
Para llevar a cabo esta homologación, el IBV realiza ensayos mecánicos en el terreno de juego con el fin de comprobar que cumple con determinados rangos establecidos, relacionados con aspectos como la altura y regularidad del bote del balón, su velocidad de desplazamiento, etc.
Después la superficie se somete a un proceso de envejecimiento acelerado para comprobar si con el tiempo conservará las propiedades identificadas. En caso afirmativo el césped artificial consigue ser homologado como producto-FIFA .
Según ha señalado el director de innovación en el ámbito de Deporte del IBV, Enrique Alcántara, el objetivo de este concienzudo análisis es “certificar que los campos son óptimos para la práctica del fútbol, tanto desde el punto de vista de la seguridad de los jugadores como de la espectacularidad en el juego”.
Sportics.es
El IBV es uno de los pocos laboratorios acreditados por la FIFA para realizar en campos de césped artificial las pruebas que certifican su idoneidad para albergar competiciones oficiales.
Para llevar a cabo esta homologación, el IBV realiza ensayos mecánicos en el terreno de juego con el fin de comprobar que cumple con determinados rangos establecidos, relacionados con aspectos como la altura y regularidad del bote del balón, su velocidad de desplazamiento, etc.
Después la superficie se somete a un proceso de envejecimiento acelerado para comprobar si con el tiempo conservará las propiedades identificadas. En caso afirmativo el césped artificial consigue ser homologado como producto-FIFA .
Según ha señalado el director de innovación en el ámbito de Deporte del IBV, Enrique Alcántara, el objetivo de este concienzudo análisis es “certificar que los campos son óptimos para la práctica del fútbol, tanto desde el punto de vista de la seguridad de los jugadores como de la espectacularidad en el juego”.
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