jueves, 26 de noviembre de 2015

Cómo funciona la "W-W", el nuevo invento de Pep Guardiola

El entrenador del Bayern Múnich diseñó un esquema tan agresivo como innovador, cinco delanteros y cinco futbolistas que alternaron como defensores y mediocampistas.


Josep Guardiola, ex entrenador del Barcelona y actual del Bayern Munich


Ha revolucionado el fútbol desde su debut como entrenador del Barcelona en 2008. El español ha generado la discusión de si su equipo ha mostrado o no el mejor juego de la historia, en una época en donde parece que todo ya ha sido inventado.
Ahora, en su etapa como técnico del Bayern Múnich, ha vuelto a revolucionar las mentes de los tacticistas del deporte más popular del planeta.
Inspirado en un juego ofensivo y agresivo, ostentando una enorme capacidad de manejo y tenencia del balón y poniendo a prueba el excelente estado físico de sus futbolistas, el joven entrenador de 44 años ha diseñado la "W-W".
Este esquema, puesto a prueba en el último encuentro ante el Olympiacos de Grecia por la quinta fecha de la Champions League, fue un éxito en el marcador (su equipo goleó 4 a 0) y en el juego.
Para explicarlo de manera sencilla, en el terreno de juego hubo cinco delanteros y cinco volantes/defensores que cumplieron esa doble función, sin estar planteados en línea, como suele ocurrir.
En ataque, Arjen Robben y Coman funcionaron como extremos, Douglas Costa y Thomas Müller como generadores interiores y Robert Lewandowski como único punta, que muchas veces salió del área para asociarse con sus compañeros.
En defensa, Holger Badstuber y Jerome Boateng conformaron la zaga central, Philipp Lham y Rafinha jugaron más cerca de las lineas laterales que del centro de juego y Arturo Vidal fue el nexo entre todas las piezas.
Sin embargo, en este tipo de estrategias no se puede hablar de ''defensores'' y ''delanteros'', ya que todos los futbolistas deben cumplir todas las funciones para que el objetivo se complete. Es decir, una especie de orquesta en la que todos los músicos tocan todos los instrumentos y van variando durante una misma sinfonía, tan perfecta que no necesita de un director demasiado protagonista en el escenario.
Lejos parece haber quedado aquel esquema utilizado en el Barcelona, cuando los volantes distraían a los rivales con sus interminables pases para que los laterales atravesaran con velocidad las defensas del contrario y para que los delanteros tuvieran tiempo de acomodarse y encontrar ese pequeño hueco que se iluminaba tras una magistral asistencia de alguno de sus mediocampistas.
En ese entonces, Sergio Busquets, Andrés Iniesta y Xavi Hernández eran los dueños de la pelota y los cerebros de un plan que culminaba con Daniel Alves o Jordi Alba apareciendo por sorpresa, o con Lionel Messi, Pedro o Aléxis Sánchez, quienes en una ráfaga de velocidad y precisión lograba dejar al desnudo cualquier intento del rival por quitarles el balón.
La iniciativa en ataque, la tenencia del balón, la circulación de juego, la sorpresa ofensiva, la rotación constante de piezas y el aferrarse a esta sana idea siguen estando presentes en este nuevo mecanismo, que, paradójicamente, sería imposible de improvisar con máquinas.
Este nuevo esquema, que parece desempañar el vidrio que durante décadas pareció humedecido, no sería posible sin un arquero que sepa utilizar sus piernas, muchas veces mejor que sus brazos; sin la velocidad y el conocimiento de dos centrales que saben cuándo avanzar y cuándo retroceder sin siquiera mirarse; sin la capacidad de análisis que tienen sus laterales para entender el momento exacto de escaparse a las espaldas de sus marcadores; sin la agresividad, el temperamento y la inteligencia de sus interiores, que no temen arrojarse al suelo para cometer una infracción que le dé aire al equipo, pero también capaces de llegar libres al borde del área y no equivocarse en las decisiones que toman; y sin la habilidad de puntas tan rápidos como efectivos, tan comprometidos en atraque como en defensa y tan precisos como letales.
La W-W refresca aquella antigua W-M, pergeñada por el entrenador inglés Herbert Chapman, que llegó al Arsenal y alteró el 2-3-5 británico para transformarlo en un 3-2-2-3. Esta idea permitió que el conjunto inglés obtuviera tres ligas (1930–31, 1932–33 y 1933–34), una FA Cup (1930) y tres Community Shield (1930, 1931 y 1933).
Para jugar en un equipo de Guardiola, hay que correr más para defender que para atacar, hay que ser preciso con en el balón e inteligente sin él, hay que respetar al rival en lo deportivo y faltarle el respeto en lo futbolístico, hay que hacer que la pelota recorra el campo de juego a lo ancho y a lo largo del verde césped. Pero sobre todo, hay que comprometerse con la idea de un entrenador que, seguramente, seguirá sorprendiendo a los periodistas, que necesitan varias repeticiones televisivas para comprender un juego tan complejo que parece simple.

Fran Mérida regresa del infierno: "Cuando nada va bien, la gente ni te llama"



El fútbol se alejó de la realidad de las personas, de los aficionados, hace muchas décadas. Al convertirse en uno de los negocios más rentables del planeta, se transformó a los futbolistas en simples activos, máquinas del capital, cuya única responsabilidad en la vida es hacerlo lo mejor que puedan. Los seguidores del deporte rey se encuentran alienados sobre cómo viven los propios miembros en el interior del fútbol. 

En un partido de Europa League contra el Bayer Leverkusen (EFE).

¿Cómo es la vida de uno de los mejores jugadores del mundo? 
¿Y de un entrenador que tiene otro trabajo porque su puesto no le da para vivir? ¿Y cómo es la vida de un niño de 15 años que deja su casa, a su familia, a sus amigos y se marcha a una ciudad nueva extranjera?

Imaginen además si por dejar su club de formación a esa edad lo llaman "traidor". Pocos se plantearán las dificultades por las que tiene que pasar ese chico que aún está en la escuela obligatoria. Sólo se le exigirá lo máximo, que haga su función, lo que le rodea es indiferente.

Ese chaval, en el caso de este artículo, se llama Fran Mérida, "un chico normal". El fútbol es tan cruel que mucha gente ya daría por perdido a este chico de Barcelona nacido hace 25 años. Le han pasado tantas cosas desde que se hizo famoso hace una década que podríamos pensar que ya tendría que estar cerca de la treintena. Pero como tiene toda la vida por delante aún, decidió "empezar de cero para hacer las cosas bien", como comenta a El Confidencial en una entrevista en la que abre su corazón, cuenta en lo que ha fallado, en lo que le han fallado... Pero aunque si volviese atrás "cambiaría algunas cosas", todo lo que le ha sucedido le sirvió "para madurar".

 ¿Qué es para usted el fútbol ahora, después de todo lo que ha vivido?


El fútbol para mí siempre ha sido mi vida. Cuando ya nos hacíamos mayorcitos, recuerdo a amigos que se iban al cine con niñas y yo me quedaba jugando al fútbol en el parque. Siempre ha sido mi pasión y siempre la va a ser hasta el día que el propio fútbol me eche. Incluso entonces seguiré jugando con mis amigos.

Ha tenido varias peticiones de entrevistas últimamente. ¿Eso es bueno o malo?

Soy una persona a la que tampoco le ha gustado nunca hablar mucho. No sé si soy un poco rancio en eso. Creo que es bueno que se hable porque, en este caso, después de este tiempo malo, me estoy encontrando de nuevo bien. Me estoy pareciendo un poco a ese jugador joven que despuntó en el Arsenal y en el Atlético. Pero lo que no quiero es que estas cosas me desconcentren ahora.


¿Necesitaba bajar de categoría para volver a disfrutar?
 Lo que necesitaba era empezar de cero. Cuando salí de Brasil no tenía ofertas de Segunda y lo único que me surgía eran opciones para irme al extranjero, a Grecia y a Chipre, pero lo mejor que hice fue no irme, porque no iba a ir ilusionado. Y aunque fuera un Segunda B -la Sociedad Deportiva Huesca-, creo que elegí bien.
Ascender a Segunda fue el siguiente paso para su reencuentro consigo mismo.
Sí. Alguna vez me han preguntado si tengo ganas de volver a Primera, obviamente las tengo, pero no estoy obsesionado. Cuando decidí venir aquí quería empezar de cero y hacer las cosas bien, ir pasito a pasito. Cuando sucedió el 'boom' de debutar en el Arsenal di pasos más grandes pero menos seguros. Ahora lo único que quiero es hacer un buen año, mantener la categoría y ya veremos en verano qué pasa. Si no llega seguiré trabajando igual.

Ahora quiere hacer las cosas bien, ¿qué hizo mal entonces?

 No dejaba de ser un chico muy joven que vivía solo y no tenía el apoyo familiar que necesitaba. Mis padres estaban en casa y yo en Londres. Luego en Madrid también estuve solo. Y así hubo decisiones que tomé que con más apoyo no las habría tomado, como las que tomé para salir del Atleti: una fue irme a Portugal -al Sporting de Braga- y otra ir a Alicante -al Hércules-. Y aun así, de esas cosas he aprendido. Al final todo me ha servido para ver las cosas de manera diferente, para madurar un poco. Si volviese atrás habría hecho alguna cosa diferente, pero todo esto me ha servido para mejorar como persona y futbolista.
Cuando acabó su contrato con el Atletico Paranaense y estaba sin equipo, ¿se llegó a plantear su carrera como futbolista?
Hubo días muy malos. Llegaba agosto y solo llegaban unas pocas ofertas del extranjero, pero era imposible convencerme de salir fuera. Y entonces me llegué a plantear otras cosas. Yo estoy formado escolarmente, pero nada más, porque me he pasado la vida jugando. Un día tuve una charla con mi padre y me hizo ver que yo era un afortunado. Él a los 15 años empezó a trabajar y a los 25 ya nos tenía a mi hermana y a mí y a veces tenía que llamar al abuelo para ver si le prestaba dinero para comprar comida. Y me decía: "Mírate tú, tienes 24 años -los que tenía por entonces- tienes toda la vida por delante, esto es solo un bache que te tiene que convencer de cambiar algunas cosas y los resultados llegarán".
Me convenció para seguir luchando y me dijo que estaba seguro de que en unos meses o años nos reiríamos de esa situación. Antes de esa charla y los meses que estuve entrenando con el Prat -antes de firmar por el Huesca- toqué fondo, pero esa charla me hizo más fuerte.

Los agentes que sólo buscan la comisión


Ahora en el Huesca, Fran Mérida vuelve a disfrutar por fin del fútbol. Es feliz, se vuelve a sentir "respetado e importante", pero como dice, hubo un momento en el que se planteó todo, hasta dejar de hacer lo que más le gusta. Pero es que, como decíamos al inicio de este artículo, el fútbol tiene cosas muy oscuras que no se aprecian desde fuera y que son desagradables incluso para un futbolista. "Lo que no me gusta es esa gente que, cuando todo va bien, se acerca a ti, te da la palmadita para ver qué puede sacar".


En buena parte, el centrocampista se refiere a algunos "agentes" que solo quieren llevar al jugador "a cierto sitio porque sacan más comisión". "Cuando nada va bien, la gente ni te llama", dice compungido el catalán. Y en parte por eso y en parte porque forma parte de su corazón, Fran siente un aprecio tan grande al hombre que ahora lleva sus asuntos, Antonio López, excapitán del Atlético de Madrid. Es más que un agente, más que un amigo para él, así como su hermano, Óscar López y Rubén. Fueron ellos los que le enderezaron, los que siempre confiaron en él y en los que él más confía.

 El fútbol es muy efímero y puede que haya gente que piense que usted fue un 'bala perdida'.

He sido un chico joven normal que vivía solo. En mi tiempo libre me apetecía quedar con los amigos y tomarme unas cañas. Como todo me había ido tan bien en la vida, me planté en Londres y jugué en el primer equipo, luego conseguí venir al Atleti, que era un sueño... A esa edad y con todo lo que había logrado, cuando las cosas se torcieron no supe administrarlo.

 ¿Qué pasó en el Atlético de Madrid?
Llegué con 20 años, muy ilusionado y todo empezó muy bien. Incluso en pretemporada marqué cuatro o cinco goles. A Quique Flores parecía que le había convencido. Entraba en sus planes habitualmente. Luego, a falta de tres meses para acabar la temporada, desaparecí. Tuve alguna discusión con Quique y no sé si es que él se lo tomó como algo muy personal como para dejarme tres meses fuera de la convocatoria. Sus razones tendría, pero a mí me hizo mucho daño. Perdí la ilusión, había días que no entrenaba al 100% porque me sentía desplazado sin ningún motivo. Cuando le pregunté qué pasaba él me decía que nada. 

Al año siguiente se fue García-Pitarch, vinieron Caminero y Manzano y no contaban conmigo. Yo cuando fui al Atleti pensaba que lo que esperaban de mí era una progresión, no que con 20 años ya respondiera al máximo. Esperaba que hubieran tenido algo más de paciencia conmigo, pero el Atlético es un club grande y si no lo aprovechas, llaman a otro.

 También coincidió con Simeone. ¿Qué tal fue?
Con el Cholo estuve bien. No contó nada más que en tres o cuatro partidos conmigo, pero lo que me gustó de él es que, a diferencia de otras personas, me vino de frente y me dijo a la cara que no iba a tener muchos minutos, pero que si trabajaba y me lo merecía, iba a ser justo. No tengo nada que reprocharle.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

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viernes, 13 de noviembre de 2015

jueves, 12 de noviembre de 2015

Diego Pérez: analista del Rayo Vallecano


¿Cuántos partidos ves al cabo de la semana? 
Normalmente durante la semana puedo ver entre tres o o cuatro partidos de nuestro rival. Hay semanas que a lo mejor solo veo dos partidos… Depende un poco del rival. Algunos a lo mejor cambian su forma de jugar de un partido a otro y tenemos que ver más partidos. Normalmente, entre tres o cuatro partidos. Con esta visualización nos queda una idea clara del modelo y estilo del rival.
¿En qué consiste tu trabajo? ¿Cómo lo realizas? 
Nosotros, los técnicos-analistas, somos una figura que se está consolidando dentro los cuerpos técnicos. Cada año que pasa los entrenadores ya incluyen dentro de su cuerpo técnico al analista. Nosotros, en nuestro departamento, intentamos desengranar cada una de las fases y sucesos que acontecen a lo largo de un partido. Un analista debe ser una persona con conocimiento profundo del juego, que le permita identificar esos patrones que estructuran los modelos de juego de cada equipo, es decir, buscar los puntos fuertes del rival y las debilidades que muestran a través del juego y así ayudar tanto al entrenador como al preparador físico a la hora de preparar las tareas de entrenamiento durante la semana.
Captamos información, elaboramos informes audiovisuales y escritos de nuestro propio equipo y del rival, liberando así tiempo al cuerpo técnico y al entrenador en especial. Para ello creamos una planificación dentro del departamento, que es siempre supervisada por el técnico.
¿Qué herramientas necesitas? 
Las herramientas principales que necesitamos son, sobre todo: una buena videocámara, un buen programa de edición y análisis, nosotros en el Rayo utilizamos ‘Sportcode’, también tenemos algún programa específico de scouting que nos ayuda, como ‘wyscout’. Y también utilizamos el ‘Mediacoach’ para la descarga de partidos y análisis estadístico.
 ¿Cómo es la conexión analista-entrenador en tu caso? 
Tengo la suerte de llevar trabajando con Paco Jémez cuatro años consecutivos y estar a su lado es un aprendizaje continuo. Es un gran entrenador. La relación que tengo con él es muy cercana e intento hacer mi trabajo lo mejor posible y hacérselo mas fácil a él.
¿Cómo reciben los jugadores vuestro trabajo? 
Normalmente, mediante vídeos. Se realizan durante la semana varias charlas tácticas donde visualizan nuestro trabajo.
¿Qué partido que hayas analizado se ha convertido en especial para ti?
Para mí el partido que he analizado más especial o que más me ha llamado la atención fue uno de la temporada 2010/2011: fuimos al Camp Nou, un Rayo recién ascendido, y al realizar el vídeo-análisis de nuestro equipo, pudimos ver cómo Guardiola realizó, en solo diez minutos, tres cambios tácticos para contrarrestar nuestro juego. Me acuerdo que al ver nuestra presión arriba tomó la decisión de pasar a una línea de tres en defensa y meter a Dani Alves como mediocentro para ser superior por dentro y dejar la banda de Alves para que Messi apareciera en esos espacios en banda y así sacar el balón jugado desde atrás, contrarrestando nuestra presión arriba. Pienso que esto es lo que diferencia a los grandes entrenadores: la capacidad de tomar decisiones durante el partido. Guardiola me sorprendió en ese partido por eso, por el trabajo previo al partido, porque estaba preparado para lo que pudiera pasar y fue capaz de dar una solución a sus jugadores para afrontar el problema.

magiadelbrujo.wordpress.com

martes, 10 de noviembre de 2015

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jueves, 5 de noviembre de 2015